El 'McGuffin' es, para aquellos jóvenes cinéfilos que aún no lo sepan, un elemento cinematográfico que creó y acuñó el maestro Hitchcock allá por los años 40 del siglo pasado. Dicho elemento de suspense consiste en hacer que avancen los personajes en la trama pero en ningún momento de la misma tiene relevancia. Hay notables ejemplos de 'McGuffin' en el cine, desde los clásicos del genio del suspense como 'Psicosis' (el dinero que roba la protagonista); 'Con la muerte en los talones' (la identidad de Cary Grant en el film); a otros casos como 'Casablanca' (los salvoconductos para huir); 'Ciudadano Kane' (el nombre Rosebud); 'Pulp Fiction' (el maletín que brilla al abrirse); 'El gran Lebowsky' (un secuestro que no llega a realizarse); 'Reservoir Dogs' (una bolsa de diamantes que nunca se ve); 'Origen' (una máquina capaz de meterse en los sueños); 'Misión Imposible III' (la famosa Pata de Conejo) y así un largo sin fin. Es un elemento básico a la hora de crear intriga para luego llevar la trama por otros derroteros.
¿De qué va?
¿De qué va?
Tom Selznick (Elijah Wood) es un famoso pianista que lleva años retirado de los escenarios debido a una actuación que le hundió en una depresión. Convencido por su esposa, una famosa actriz, reaparece en un homenaje al mentor de Tom. Cuando comienza a tocar, descubre entre las partituras una terrible nota amenazándole con asesinar a su esposa y a él si falla en una sola nota del concierto.
La crítica
Con esta premisa arranca esta producción española, sí española, aunque tenga un estilo visual netamente USA, que se presentó en la inauguración del pasado festival de Sitges. La expectación que llevaba consigo fue recibida con aplausos. Bueno, quizás en el festival estaban ávidos de mayores sorpresas y fueron condescendientes con 'Grand Piano'. En mi caso, también tenía curiosidad y ganas de verla. Lástima que, como siempre pasa los últimos años, el resultado global se deshaga con un final fuera de lugar, inapropiado y puramente encajado para contentar a las masas.
La trama de por si es bastante extraña para situar una película de suspense, nos traslada a unos escenarios ajenos al cine de intriga. Los increíbles acontecimientos que vemos en pantalla quedan relegados por el buen hacer del director y un acertado montaje que nos arrastra hasta un desenlace que no hace justicia a lo antes visto.
La tercera película del alicantino Eugenio Mira tiene una serie de excelentes ganchos con los que empuja al espectador. Con una arranque en el que con un traslado desde un avión hasta el lugar del concierto, el director de 'Agnosia' nos presenta a los personajes principales, diversas ramas de la trama y bastantes puntos fuertes en tan solo unos minutos. Para dejarnos, a público y personaje principal, a merced del plato fuerte de la velada: el concierto.
La mano de Rodrigo Cortés ('Luces Rojas', 'Buried'), productor, se nota en el acabado visual. Es de agradecer, pues lo mejor del film son sus escenas en el escenario. La cámara y la música, se conjugan en un maravilloso baile de magnífico montaje. La música, el personaje principal también, juega un papel primordial. Es reflejo de la trama, personifica los ánimos de Tom Selznick, acompaña la narración utilizándose como factor narrativo y motiva al público (tanto el del film como a nosotros) a olvidarnos de otros elementos que no pasaríamos por alto en otra película. Víctor Reyes, colaborador de Cortés en otros proyectos, ha compuesto una banda sonora espectacular, que une piezas de Bach y otros compositores de una manera soberbia junto a la suya propia. Eleva al film durante el desarrollo de la trama a niveles insospechados en un primer momento. Magistrales los títulos de crédito iniciales con una música que nos recuerda a Bernard Herrmann.
El guión, del pseudo debutante, Damien Chazelle ('El último exorcismo II'), juega con piezas antes vistas en el cine de Hitchcock o de Brian DePalma. Tanto su forma como su fondo, me ha hecho recordar, de lejos eso sí, a títulos como 'Ojos de serpiente' o 'La trama'. Su visual método de trasladar la historia resulta un homenaje al cine sobre todo de DePalma, que a su vez era devoto de Hitch. Buenos referentes. Lo malo es que ese inútil esfuerzo se queda en sólo un homenaje. A casi todos nos vendrá a la memoria otro film, 'Última llamada', que parece un calco aunque con más gusto por los detalles.
Al menos es un buen ejemplo para nuestro cine patrio que nos atrevamos a jugar con las mismas normas que las grandes ligas. Lo negativo es que también comentemos los mismos errores infantiles que ellos.
Toda la tensión que se crea y mantiene durante la proyección, se basa en varios "McGuffin". Un piano con una historia secreta del pasado; una pieza musical de imposible ejecución (La Cinquete), una motivación del malvado sin resolver... Son quizás demasiadas ramas pequeñas para formar un enorme árbol. Pero el resultado de sumar un toque de Hitchcock, algo de DePalma y un medio complejo guión, no es suficiente para llegar al climax final que se pretende. Es más, no se consigue.
Elijah Wood, que no podrá quitarse esa cara de Frodo Bolsón aunque pasen milenios, hace un vano esfuerzo por convencernos del sufrimiento de su personaje. No lo logra, pero gracias a la trama nos da igual. El resto del elenco es casi decorativo. Son pequeñas notas de una sinfonía que sólo desafina cuando intentamos sacar algo de los personajes. La voz, pues eso es lo que sabemos del villano, que retumba en los oídos de Tom Selznick, nos engatusa. Craso error de dar rostro a esa voz, pues en ese momento se elimina toda la tensión que se había creado. A partir de ese momento, lo poco y bueno que se había logrado, se pierde.
Un gran papel de regalo con un bonito lazo que guarda una decepción dentro. Es atípica pero se torna vulgar cuando intenta convencernos de que los McGuffin que nos ha mostrado son reales. Es más, les da forma y sentido al final. Eso no se hace señor Mira. No pasará a la historia del cine de suspense por lo mostrado, quizás por lo que hubiera podido mostrar.
La trama de por si es bastante extraña para situar una película de suspense, nos traslada a unos escenarios ajenos al cine de intriga. Los increíbles acontecimientos que vemos en pantalla quedan relegados por el buen hacer del director y un acertado montaje que nos arrastra hasta un desenlace que no hace justicia a lo antes visto.
La tercera película del alicantino Eugenio Mira tiene una serie de excelentes ganchos con los que empuja al espectador. Con una arranque en el que con un traslado desde un avión hasta el lugar del concierto, el director de 'Agnosia' nos presenta a los personajes principales, diversas ramas de la trama y bastantes puntos fuertes en tan solo unos minutos. Para dejarnos, a público y personaje principal, a merced del plato fuerte de la velada: el concierto.
La mano de Rodrigo Cortés ('Luces Rojas', 'Buried'), productor, se nota en el acabado visual. Es de agradecer, pues lo mejor del film son sus escenas en el escenario. La cámara y la música, se conjugan en un maravilloso baile de magnífico montaje. La música, el personaje principal también, juega un papel primordial. Es reflejo de la trama, personifica los ánimos de Tom Selznick, acompaña la narración utilizándose como factor narrativo y motiva al público (tanto el del film como a nosotros) a olvidarnos de otros elementos que no pasaríamos por alto en otra película. Víctor Reyes, colaborador de Cortés en otros proyectos, ha compuesto una banda sonora espectacular, que une piezas de Bach y otros compositores de una manera soberbia junto a la suya propia. Eleva al film durante el desarrollo de la trama a niveles insospechados en un primer momento. Magistrales los títulos de crédito iniciales con una música que nos recuerda a Bernard Herrmann.
El guión, del pseudo debutante, Damien Chazelle ('El último exorcismo II'), juega con piezas antes vistas en el cine de Hitchcock o de Brian DePalma. Tanto su forma como su fondo, me ha hecho recordar, de lejos eso sí, a títulos como 'Ojos de serpiente' o 'La trama'. Su visual método de trasladar la historia resulta un homenaje al cine sobre todo de DePalma, que a su vez era devoto de Hitch. Buenos referentes. Lo malo es que ese inútil esfuerzo se queda en sólo un homenaje. A casi todos nos vendrá a la memoria otro film, 'Última llamada', que parece un calco aunque con más gusto por los detalles.
Al menos es un buen ejemplo para nuestro cine patrio que nos atrevamos a jugar con las mismas normas que las grandes ligas. Lo negativo es que también comentemos los mismos errores infantiles que ellos.
Toda la tensión que se crea y mantiene durante la proyección, se basa en varios "McGuffin". Un piano con una historia secreta del pasado; una pieza musical de imposible ejecución (La Cinquete), una motivación del malvado sin resolver... Son quizás demasiadas ramas pequeñas para formar un enorme árbol. Pero el resultado de sumar un toque de Hitchcock, algo de DePalma y un medio complejo guión, no es suficiente para llegar al climax final que se pretende. Es más, no se consigue.
Elijah Wood, que no podrá quitarse esa cara de Frodo Bolsón aunque pasen milenios, hace un vano esfuerzo por convencernos del sufrimiento de su personaje. No lo logra, pero gracias a la trama nos da igual. El resto del elenco es casi decorativo. Son pequeñas notas de una sinfonía que sólo desafina cuando intentamos sacar algo de los personajes. La voz, pues eso es lo que sabemos del villano, que retumba en los oídos de Tom Selznick, nos engatusa. Craso error de dar rostro a esa voz, pues en ese momento se elimina toda la tensión que se había creado. A partir de ese momento, lo poco y bueno que se había logrado, se pierde.
Un gran papel de regalo con un bonito lazo que guarda una decepción dentro. Es atípica pero se torna vulgar cuando intenta convencernos de que los McGuffin que nos ha mostrado son reales. Es más, les da forma y sentido al final. Eso no se hace señor Mira. No pasará a la historia del cine de suspense por lo mostrado, quizás por lo que hubiera podido mostrar.
Información de más
- 'La cinquete', la pieza de imposible ejecución al piano, no existe.
- Elija Wood vuelve a trabajar con equipo y producción española. Ya lo hizo con 'Los crímenes de Oxford' de Alex de la Iglesia y pronto estrenará 'Open windows' de Nacho Vigalondo.
- El nombre del villano (John Cusack) no se dice en ningún momento.
- El trailer del film, destroza la película por completo, recomiendo no verlo.
El telefono siempre marca las 9 y 44, detalle!
ResponderEliminarTu crítica es poco confiable, pensé que te habías equivocado en la tecla "suspense" pero, no realmente empleas muy mal el español. Mejora tu redacción y define tu estilo o informas o criticas. Lamentable
ResponderEliminarEs horrible, no es una crítica, más parece un panfleto de un trasnochado al que le han dejado un ordenador para escribir de oídas. No destroces el trabajo de los demás cuando ni siquiera demuestras saber escribir. Vete a Fotogramas¡¡¡
ResponderEliminarGrand piano Gran pelicula, lastima que los que no sabeis crear os dediqueis a la critica. Antes habia censores ahora criticos.
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