Pues parece que seguimos de oferta en Hollywood. Otro Reboot o revitalización de una saga se nos viene a colar por la garganta. No contentos con los últimos experimentos, 'Robocop' es el más escandaloso de ellos, las sesudas mentes pagadas en California han decidido sacar del baúl, previa limpieza de polvo y otros ácaros, una de las sagas de espías más conocida (con permiso del inigualable James Bond). De acuerdo que todo lo que huela a Guerra Fría está un poco caducado (lo siento Clancy, Follet y Forsyth) pero no hay duda que aún nos siguen atrayendo estas historias, por improbables, de agentes dobles, triples y encubiertos. Revivir al agente Jack Ryan tenía un peculiar inconveniente, elegir al actor adecuado, pues la historia que nos narre sólo importará tanto en cuanto nos convenza el protagonista. ¿Lo habrá conseguido?
¿De qué va?
¿De qué va?
Jack Ryan (Chris Pine) es un antiguo Marine que en la actualidad es agente de bolsa de Wall Street, hasta que es contratado por un multimillonario ruso (Kenneth Branagh) para ser su consultor financiero. Durante el período que pasa realizando esta misión, el protagonista se verá involucrado en una trama terrorista que pretende devaluar la moneda estadounidense y como consecuencia, destruir todo el sistema económico del país. Jack hará todo lo que esté en su mano para salir con vida de este complot terrorista.
La crítica
Sin tener en cuenta ninguna de las historias escritas por Tom Clancy relacionadas con su más famoso agente (mejor dicho, analista) de la CIA, los guionistas han optado por dar un nuevo enfoque, tanto visual por la juventud como por la trama en la que se desarrolla. Son nuevos tiempos, ya no hay Telón de Acero que valga, ni pánicos nucleares entre grandes potencias. Ahora lo que se destila, y la crisis mundial mucha culpa tiene de ello, son los complots económicos con los que supuestamente se financian actividades terroristas. Hemos pasado de la psicosis de la era Reagan, pasando por el militarismo de los Bush, a una nueva época donde la tecnocracia (escondida en rincones de la burocracia) juega el papel que la era Obama (el presi, no el talibán) le ha otorgado.
Con este contexto, un joven Ryan (Chris Pine), renace con nuevos bríos, es hijo del 11-S, en un sentido testimonial y emocional, por lo que enfoca todos sus esfuerzos como funcionario de la Agencia en acabar desde una oficina con los malos. Lo malo es que un actor como Pine, proclive a los saltos, acrobacias y demostraciones de macho-alfa, no le viene nada bien el trabajo de oficina. Sin antaño Harrison Ford e incluso Alec Baldwin demostraron que sabían perfilar ambos matices en sus personajes de Ryan, aquí Pine ('Star Trek', 'Imparable') fracasa. La historia no tiene el ritmo necesario para crear al personaje. Se toma la licencia de que el público ya es conocedor de sus proezas, por lo que la acción y el thriller se hacen amos del desarrollo del film.
Y ahí entra la labor del director. Un casi desconocido Kenneth Branagh intenta en una nueva franquicia (pues esta es la segunda tras 'Thor', 2011) demostrar a las mayors que él pueden encontrar a un realizador fiable. Si con el Dios Escandinavo tocó por momentos su cine anterior (los ecos sheaskeperianos eran evidentes) con este Ryan deja de lado todo lo que había demostrado en notables títulos como 'Enrique V' (1989) o 'Morir todavía' (1991) para rendirse a los billetes verdes que Marvel o Disney (está a punto de estrenar 'Cenicienta') le ofrecen. Branagh ha dado el paso definitivo al cine comercial. Ha olvidado su temple y amor por los personajes y se ha afiliado al Lado Oscuro de los Grandes Estudios. Por lo menos ya no nos destroza con productos innecesarios como su remake de 'La huella' (2007). Este 'Jack Ryan' no adolece de unas cuantas escenas de acción bien hechas, pero sí de carisma y convicción en sus personajes.
El propio director demuestra esta carencia en su papel de villano de la función. Incluso un Kevin Costner que no acaba de reivindicarse está desaparecido durante la función. Penoso es también el trabajo de Keira Knightley, que no hace nada por salvar su papel de mujer florero, claro que Tom Clancy tampoco se destacó por sus personajes femeninos. Aquí no vamos a encontrar fuertes iconos como el capitán Reimius (Sean Connery) de 'La caza del Octubre Rojo' (1990), ni tan siquiera vengadores implacables como Sean Bean en 'Juego de patriotas' (1992). Pero al menos nos salvamos de la grotesca caricatura que hizo Ben Affleck en 'Pánico nuclear' (2002). La trama, más atareada en hacernos creer que la economía es el gran enemigo oculto que en plantear auténticos retos argumentales, se esfuma con la misma rapidez que Jack Ryan cambia de rostro. Pese a que los nuevos terroristas enarbolan banderas del capitalismo controlado por ordenadores bancarios, Hollywood sigue empeñado en que todo se puede resolver con un buen par de hostias.
Propuesta sencilla y directa para re-lanzar una franquicia que va por el cuarto actor que la interpreta (James Bond lleva 6 actores pero en 24 películas). No dejará defraudados a los que busquen un motivo de evasión (que enseguida desaparece) pero hará enarcar las cejas a los verdaderos fans de Tom Clancy y su analista más entrometido de la CIA. Al menos los yanquis nunca podrán igualar la grandiosidad de nuestros agentes patrios más carismáticos: Mortadelo, Filemón y Anacleto.
Información de más
- Tom Clancy no pudo ver su estreno, pues murió el 1 de octubre de 2013.
- El guión original se iba a llamar 'Dubai' y estaría protagonizado por Eric Bana, pero Paramount compró la trama y la re-escribieron para que encajase en la saga de Jack Ryan.
- Es el cuarto actor que interpreta a Ryan: Alec Baldwin, Harrison Ford y el inefable Ben Affleck precedieron a Chris Pine.
Nota final: 4
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