Si, día 4 de festival y primera crónica. Somos así de tranquilos. Pero que eso no os impida confiar en nuestra buena fe y criterio. Acercaos amiguitos, que en ¡Ahora Critico Yo! también vamos a explicaros nuestras aventuras por el mejor festival de cine del mundo mundial.
Y vamos a pasar de empezar diciendo que el certamen se abrió con 'REC 4', película que a pesar de lo esperada, dejó un halo de decepción en la mayoría de público. Más de lo mismo, ideas repetitivas... ¿realmente había tema para una cuarta película?
Hay que irse hasta la lejana Australia para encontrar la primera joya del Festival, 'The Babadook', una de esas películas que ponen la piel de gallina y que presenta a un nuevo monstruo detro del imaginario del terror, el Babadook, un ser que viste de negro, lleva sombrero de copa y tiene unas cuchillas en sus dedos. Una especie de versión victoriana de Freddy Krueger.
Justo después, la Hammer films volvía a lucir su logo en la pantalla con 'The Quiet Ones', un film con algunos momentos aterradores y poca cosa más. Y rematábamos el día con 'Under the skin', (que debería llevar el subtítulo de "esa en la que Scarlett Johansson sale desnuda" si quiere hacer algo de caja cuando se estrene en cines... si es que se estrena), que inmediatamente se ha convertido en integrante de honor del club de películas que o las odias o las amas eternamente.
El sábado triunfaba 'Musarañas' y su protagonista Macarena Gómez, ya es firme candidata, dicen los entendidos, al premio a la mejor actriz. Poco después, daba comienzo una tarde de locura desenfrenada, primero con zombies nazies, que volvían a Sitges de la mano de Tommy Wirkola en 'Dead Snow 2: Red vs. Dead' para continuar después con los castores zombies asesinos de 'Zombeavers', film que hubiese encajado mucho mejor en una maratón a las tantas de la madrugada que no a las 18,30 h.
Domingo, 06,00 h de la mañana. Da comienzo una tormenta espectacular que parece sacada de una de las películas de Roland Emmerich, que nos había visitado para recibir uno de los premios honoríficos y que parece haber querido irse de Sitges dejando su sello destructivo y personal. Falsa alarma. Mucho ruido y pocas nueces... igual que en sus películas. Poco después, el sol hace acto de presencia y el día se vuelve espectacular, como es habitual en la Blanca Subur.
Lo más destacable del día, a parte de las deserciones en masa que provoca 'La distancia' en su pase de las 08,30 h de la mañana, es la proyección de 'I Origins', nueva película de Mike Cahill, que ya triunfó en el festival hace unos años con 'Another Earth' y que promete épicas discusiones furibundas entre sus detractores/defensores.
Pasada la vorágine del fin de semana, donde como siempre, lo peor han sido los habituales retrasos en las proyecciones, llega un poco de calma y sosiego con las proyecciones entre semana.
El día lo iniciamos con 'The world of Kanako' una locura japonesa con un soberbio Kôji Yakusho en el papel principal, el de un ex-policía violento y desquiciado que busca a su hija, la Kanako del título, que a pesar de su apariencia bondadosa y virginal, es un ser perverso hasta límites inimaginables.
Tetsuya Nakashima, el director, realiza una película que es un puñetazo directo al estómago del espectador, no por sus escenas truculentas, que alguna hay, sino por el estilo narrativo, algo confuso y mareante, influenciado en algunos momentos por el cine de Tarantino (esos créditos iniciales).
Dicen que el pasado siempre vuelve y de eso trata la alemana 'Stereo', film que parte de una idea interesante pero que se queda a medias en su planteamiento. Lo que empieza como un thriller psicológico acaba derivando en una especie de cruce entre 'Una historia de violencia' y 'Drive'.
Eric (Jürgen Voge) es un mecanico de motos que vive una apacible vida con su novia Júlia (Petra Schmidt-Schaller) y la hija de esta, Linda (Helena Schoefelder). Pero la aparición de Henry (Moritz Bleibtreu), un misterioso encapuchado, hará que vuelvan a aparecer los fantasmas de una vida pasada que parecía haber olvidado.
El argumento del film no es nada novedoso, y a pesar de una dirección correcta, el ritmo de la película es intermitente. El misterio que parece encerrar Eric, un personaje ambiguo a más no poder, no es tan sorprendente como nos quieren vender, y ni el estallido final de violencia de la película deja con buen sabor de boca, por previsible y esperado.
Y cuando parecía que la cosa era difícil de remontar, apareció Quentin Dupieux con 'Réalité', la marcianada del certámen, una obra difícil de clasificar, imprevisible, divertida y desconcertante, a medio camino entre David Lynch y Muchachada Nui.
Dupieux, el tipo que nos explicó las aventuras de un neumático con poderes telequinéticos en 'Rubber', nos trae ahora varias historias entrelazadas. En apariencia, poco o nada tienen en común las unas con las otras, pero llega un momento en que sorprendentemente todo encaja, quedando aclarado el entramado... o no. Aún no lo tengo claro.
Aún quedaban muchas películas por ver, pero después de 'Réalité', preferimos tomar las de Villadiego y alejarnos tranquilamente del Auditor, pudiendo asi reflexionar con calma sobre lo que acabamos de ver... Claro que el no tener más entradas disponibles también ayuda a tomar esa decisión.
Y vamos a pasar de empezar diciendo que el certamen se abrió con 'REC 4', película que a pesar de lo esperada, dejó un halo de decepción en la mayoría de público. Más de lo mismo, ideas repetitivas... ¿realmente había tema para una cuarta película?
Hay que irse hasta la lejana Australia para encontrar la primera joya del Festival, 'The Babadook', una de esas películas que ponen la piel de gallina y que presenta a un nuevo monstruo detro del imaginario del terror, el Babadook, un ser que viste de negro, lleva sombrero de copa y tiene unas cuchillas en sus dedos. Una especie de versión victoriana de Freddy Krueger.
Justo después, la Hammer films volvía a lucir su logo en la pantalla con 'The Quiet Ones', un film con algunos momentos aterradores y poca cosa más. Y rematábamos el día con 'Under the skin', (que debería llevar el subtítulo de "esa en la que Scarlett Johansson sale desnuda" si quiere hacer algo de caja cuando se estrene en cines... si es que se estrena), que inmediatamente se ha convertido en integrante de honor del club de películas que o las odias o las amas eternamente.
El sábado triunfaba 'Musarañas' y su protagonista Macarena Gómez, ya es firme candidata, dicen los entendidos, al premio a la mejor actriz. Poco después, daba comienzo una tarde de locura desenfrenada, primero con zombies nazies, que volvían a Sitges de la mano de Tommy Wirkola en 'Dead Snow 2: Red vs. Dead' para continuar después con los castores zombies asesinos de 'Zombeavers', film que hubiese encajado mucho mejor en una maratón a las tantas de la madrugada que no a las 18,30 h.
Domingo, 06,00 h de la mañana. Da comienzo una tormenta espectacular que parece sacada de una de las películas de Roland Emmerich, que nos había visitado para recibir uno de los premios honoríficos y que parece haber querido irse de Sitges dejando su sello destructivo y personal. Falsa alarma. Mucho ruido y pocas nueces... igual que en sus películas. Poco después, el sol hace acto de presencia y el día se vuelve espectacular, como es habitual en la Blanca Subur.
Lo más destacable del día, a parte de las deserciones en masa que provoca 'La distancia' en su pase de las 08,30 h de la mañana, es la proyección de 'I Origins', nueva película de Mike Cahill, que ya triunfó en el festival hace unos años con 'Another Earth' y que promete épicas discusiones furibundas entre sus detractores/defensores.
Pasada la vorágine del fin de semana, donde como siempre, lo peor han sido los habituales retrasos en las proyecciones, llega un poco de calma y sosiego con las proyecciones entre semana.
El día lo iniciamos con 'The world of Kanako' una locura japonesa con un soberbio Kôji Yakusho en el papel principal, el de un ex-policía violento y desquiciado que busca a su hija, la Kanako del título, que a pesar de su apariencia bondadosa y virginal, es un ser perverso hasta límites inimaginables.
Tetsuya Nakashima, el director, realiza una película que es un puñetazo directo al estómago del espectador, no por sus escenas truculentas, que alguna hay, sino por el estilo narrativo, algo confuso y mareante, influenciado en algunos momentos por el cine de Tarantino (esos créditos iniciales).
Dicen que el pasado siempre vuelve y de eso trata la alemana 'Stereo', film que parte de una idea interesante pero que se queda a medias en su planteamiento. Lo que empieza como un thriller psicológico acaba derivando en una especie de cruce entre 'Una historia de violencia' y 'Drive'.
Eric (Jürgen Voge) es un mecanico de motos que vive una apacible vida con su novia Júlia (Petra Schmidt-Schaller) y la hija de esta, Linda (Helena Schoefelder). Pero la aparición de Henry (Moritz Bleibtreu), un misterioso encapuchado, hará que vuelvan a aparecer los fantasmas de una vida pasada que parecía haber olvidado.
El argumento del film no es nada novedoso, y a pesar de una dirección correcta, el ritmo de la película es intermitente. El misterio que parece encerrar Eric, un personaje ambiguo a más no poder, no es tan sorprendente como nos quieren vender, y ni el estallido final de violencia de la película deja con buen sabor de boca, por previsible y esperado.
Y cuando parecía que la cosa era difícil de remontar, apareció Quentin Dupieux con 'Réalité', la marcianada del certámen, una obra difícil de clasificar, imprevisible, divertida y desconcertante, a medio camino entre David Lynch y Muchachada Nui.
Dupieux, el tipo que nos explicó las aventuras de un neumático con poderes telequinéticos en 'Rubber', nos trae ahora varias historias entrelazadas. En apariencia, poco o nada tienen en común las unas con las otras, pero llega un momento en que sorprendentemente todo encaja, quedando aclarado el entramado... o no. Aún no lo tengo claro.
Aún quedaban muchas películas por ver, pero después de 'Réalité', preferimos tomar las de Villadiego y alejarnos tranquilamente del Auditor, pudiendo asi reflexionar con calma sobre lo que acabamos de ver... Claro que el no tener más entradas disponibles también ayuda a tomar esa decisión.
Mañana, más.
Echo de menos estar allí este año, pero tus crónicas van a ser mis parches de nicotina, como me rio leyendo tus posts, maestro. ;)
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