El sueño eterno, o la película que hay que ver dos veces [Cine]

Cuando en los años 20 y 30 del siglo pasado Raymond Chandler y Dashiell Hammet publicaban incontables novelas de detectives, no sabían el favor que le iban a hacer al mundo del cine en general. Echemos hoy un repaso a uno de los films que mejor adaptaron una novela de Chandler: 'El sueño eterno'.

¿De qué va?


El famoso detective Phillip Marlowe (Humphrey Bogart) es contratado por un general retirado con dos hijas un tanto peculiares, para que detenga a un hombre que le hace chantaje por unas fotografías comprometedoras de una de ellas. Pero como en todas la novelas de Chandler, esta trama aparentemente simple es solo el punto de partida de otras historias.

La crítica


Hollywood ha dado muchos grandes nombres en todos los campos de la cinematografía: actores, directores, guionistas... Pero cuando los primeros espadas de cada sector se juntan, el resultado sólo puede ser una gran película: Partimos de la magnífica novela de Raymond Chandler ‘El sueño eterno’, cuya realización Warner encarga a Howard Hawks. Éste, que ya había trabajado con la pareja Bogart&Bacall en su anterior film ‘Tener y no tener’ no duda en proponerles este nuevo trabajo.
Si a eso le añadimos un equipo de guionistas encabezado por el mismísimo premio Nobel de literatura William Faulkner (recomendación extra, su novela 'Un intruso en el polvo') y un reparto de secundarios sin igual, tenemos todos los ingredientes para hacer una enorme película.

Como pasa con todos los films noir basados en obras de este autor, es difícil explicar la trama, pues hay varias. Se podrían contar unas siete u ocho tramas distintas que van naciendo de la nada y mueren en callejones sin salida de resolución un tanto precipitada. Hay infinidad de personajes y muchas veces sería conveniente un segundo visionado para tener claro cómo iba exactamente la historia. De todos modos, ‘El sueño eterno’ es quizá la más explícita de todas las adaptaciones de Chandler. Seguramente por el pulso de su director, que mantiene la tensión en todo momento y permite que se sucedan las situaciones, los tiroteos, los flirteos y las frases lapidarias sin un respiro al espectador.

De su protagonista, poco hay que decir... Humphrey Bogart es el Marlowe perfecto: socarrón, chulesco, descarado y profesional, pero también un romántico en el fondo. Su voz nasal le da un toque de bajeza al personaje que ayuda a humanizarlo y a no verlo como un héroe, sino como al detective forjado en mil casos complicados. Es un perro viejo del negocio y se conoce todas las triquiñuelas que se le puedan presentar. Está tan perfecto en las réplicas del guión y aplicando los tics que el personaje tiene en la novela (rascándose la oreja cuando piensa o frotando los dedos cuando espera), que casi le perdonamos esos pantalones a la altura del ombligo y la poca gracia empuñando pistolas.
Por lo que respecta a Lauren Bacall, interpreta rayando lo sublime el papel de mujer fatal que le toca. Vive con altanería la relación con su hermana y su padre, se cree por encima de todo el mundo, miente como una bellaca y asume con resignación el afecto que siente por el detective. La voz grave y profunda de la actriz (a la que incluso oímos cantar en una escena) le va a la perfección al personaje y nos permite olvidar que es una actriz interpretando un papel: realmente es Vivian Sternwood a la que vemos en pantalla. Y por si fuera poco, levanta la ceja como nadie más la ha levantado en la historia del cine. Ni siquiera se notan los veinte años de diferencia con el protagonista.

El reparto lo completan Martha Vickers, John Ridgely, Charles Waldron o Dorothy Malone entre otros, y aunque el estilo de actuación es el clásico de la época, un poco sobreactuado (sobretodo en el momento de morir: pocos actores sabían morir bien, de manera creíble en la época) y con ciertos tics del teatro, convierten la película en una clase magistral de actuación del Actor’s Estudio.

El guión es rápido, trepidante y reparte conversaciones, tiros y besos a discreción en un non-stop de situaciones intensas. Y aunque no se corta mucho al hablar de las fotografías en las que aparentemente sale desnuda la hija menor del general (una estupenda Martha Vickers), que representa que tiene dieciséis años solamente, o de las insinuaciones sexuales por parte de todos los personajes, masculinos y femeninos, se rebajó un tanto con respecto a la novela, que está plagada de sexo, drogas, alcohol, chantajes, muertes, apuestas y violencia. Todo esto se ve también en el film, pero de manera un poco difusa, dejando más campo a la imaginación del espectador.
En general, la película es viva, llena de acción, que era lo que más le gustaba rodar a Howard Hawks. En una ocasión dijo: “Todos mis filmes tienden a mostrar al hombre en acción; para mí el mejor drama es el que muestra un hombre en peligro. Vivir o morir, ¿hay drama mayor?”. Con lo cuál, se puede decir que esta película típicamente noir contiene también elementos de drama, de acción y, como no podía ser de otro  modo, de romance.

Información de más

  • Humphrey Bogart y Lauren Bacall estaban recién casados durante el rodaje de la película. Bogart había temido por su vida cuando su ex-mujer, celosa por haber perdido a su marido por esa chica, le disparó con un revólver.
  • El detective Marlowe liga con hasta nueve mujeres en el film: Las dos hermanas Sternwood, una taxista, dos camareras, dos libreras, una bibliotecaria y la secretaria de uno de los malos. Si es que no nos olvidamos de ninguna...
  • Casi todos los coches que aparecen tienen una pegatina con una “B”. Eso era un símbolo de racionamiente de gasolina, pues los Estados Unidos estaban de lleno en la segunda guerra mundial.
  • Este fue el segundo de los cuatro films de la pareja Bogart&Bacall después de ‘Tener y no tener’ y antes de ‘La senda tenebrosa’ y ‘Cayo Largo’
Criticocitas célebres

Carmen Sternwood: No es usted muy alto.
Marlowe: Hice todo lo que pude.

Vivian: Ha ido demasiado lejos, Marlowe.
Marlowe: Duras palabras para un hombre, especialmente cuando está saliendo de su dormitorio.

Vivian: Bien: hablando de caballos, antes de apostar me gusta ver cómo arrancan, cómo corren y cómo van en la carrera. Me parece que a usted le gusta arrancar fuerte.
Marlowe: Por mi parte, creo que tiene usted cierta clase, pero no sé adónde puede llegar, ni cuánto puede correr

Vivian: Eso depende bastante del jinete.

Carmen: Es usted encantador.
Marlowe: Lo que usted ve no es nada; tengo una bailarina de Bali tatuada en el muslo derecho.

Nota final: 8

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