Hay películas tan
renombradas y que todos conocemos, que tenemos la sensación de haberlas visto
muchas veces, aunque hayan estado de fondo mientras hacíamos la sobremesa o
aunque hayamos visto trozos entre cabezada y cabezada. A pesar de todo, algunas
de ellas, no todas, merecen un visionado concienzudo. Y tienen el derecho de
que se las mire con la atención que requieren.
¿De qué va?
¿De qué va?
La historia cuenta como Adam Pontepee, un leñador que vive
aislado en las montañas de Oregón en el año 1850, baja al pueblo más cercano a
comprar provisiones y con la intención de volver casado. Aunque parezca mentira
lo consigue y no es hasta que ya están a mitad de camino que le cuenta a su
esposa que con él viven sus seis hermanos varones. Milly consigue cambiar la
rudez y los malos comportamientos de los siete hermanos aunque eso le traerá
más problemas que soluciones.
La crítica
En una época en que los
musicales y los westerns iban de capa caída, Stanley Donen nos presenta un
western musical para llevar la contraria. Las películas clásicas, de los años 50 para atrás,
deben ser vistas desde un prisma concreto, y con una predisposición especial:
la moral de la época no se corresponde con la actual y hay que pasar por alto
ciertos comportamientos machistas o xenófobos, inofensivos para la época pero
que hoy en día hacen que nos llevemos las manos a la cabeza. A partir de ahí,
podemos hablar de una película en la que el guión (a pesar de todo, muy correcto)
es solamente una excusa para colarnos las habilidades vocales, físicas o funambulescas
de todos los personajes que aparecen en ella.
Ninguno de los actores hace un gran papel, ya que
todos provienen de mundos cercanos dentro
del espectáculo, pero ninguno de la actuación propiamente dicha: De la ópera,
los protagonistas Howard Keel y Jane Powell; del ballet, la mayoría de las
novias y los hermanos; del circo, como el personaje de Frank Pontepee (el de la
camisa roja).
La
película cuenta con la dirección de Stanley Donen, el maestro de los musicales,
que tenía la habilidad de hacer una transición muy elegante de las escenas
cantadas y bailadas a las de pura actuación. El film consigue mantener el pulso
durante todo su metraje, bastante extenso para la época ya que sus 102 minutos
frente a los 80-85’ que solían durar este tipo de películas, lo convierten casi
en el 'Ben-Hur' de los musicales.
A pesar de unas actuaciones justitas, las escenas de baile, como la de la construcción del granero, o de coreografías dramáticas, como el tema “Lonesome polecat” son deliciosas. Es de las pocas películas en que se superpone la actuación, el baile, las canciones, los trapecios y los malabares, todo a la vez en un mismo número gracias a las coreografías de Michael Kidd. Evidentemente, la música de Gene de Paul y Saul Chaplin, ganadora del Oscar del año 1954 a la mejor banda sonora de película musical (en esos tiempos había dos premios a mejor banda sonora: el de mejor banda sonora de película musical y el de mejor banda sonora de drama o comedia), ayuda mucho a disfrutar de esta película.
A pesar de unas actuaciones justitas, las escenas de baile, como la de la construcción del granero, o de coreografías dramáticas, como el tema “Lonesome polecat” son deliciosas. Es de las pocas películas en que se superpone la actuación, el baile, las canciones, los trapecios y los malabares, todo a la vez en un mismo número gracias a las coreografías de Michael Kidd. Evidentemente, la música de Gene de Paul y Saul Chaplin, ganadora del Oscar del año 1954 a la mejor banda sonora de película musical (en esos tiempos había dos premios a mejor banda sonora: el de mejor banda sonora de película musical y el de mejor banda sonora de drama o comedia), ayuda mucho a disfrutar de esta película.
Es, en
definitiva, una película de grandes actuaciones musicales, un compendio de
talentos diversos que, como dije al principio obviando lo machista, permite
pasar un buen rato disfrutando de las habilidades de mucha gente que aparece por allí.
Información de más
- Nominada a 5 premios Oscar, ganando el de Mejor banda sonora de musical. Estuvo nominada a mejor película y mejor guión, entre otros.
- Howard Keel era apodado el John Wayne de los musicales, por haber hecho además de esta, 'Magnolia' o 'Doris Day en el Oeste'. También le llamaron el Clark Gable de los musicales, por su talante apuesto.
- El actor Jacques d’Amboise, que interpretaba a Ephraïm, no pudo terminar el rodaje porque tenía contrato con el New York City Ballet y en algunas escenas aparece siempre de espaldas porque es un doble quien aparece en pantalla.
- Los nombres de los hermanos Pontepee van por orden alfabético: Adam, Benjamín, Caleb, Daniel, Ephraïm, Frank i Gedeón.
- En la versión en castellano, cambiaron el nombre de Frank por el de Flor.
Nota final: 7,5
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