Es evidente que en cualquier película destinada al público infantil que se estrene hoy en día prevalece la posibilidad de desarrollar una extensa línea de merchandising, que no la calidad del mismo. Afortunadamente, de vez en cuando nos topamos con películas como 'Zootrópolis', que permiten a los estudios hacer caja vendiendo peluches y figuras de acción sin tener que sonrojarse por estrenar un film de baja calidad.
¿De qué va?
Judy Hopps (Ginnifer Woodwin / Paula Ribó) es una conejita que siempre ha soñado con ser policía. Cuando lo consigue deberá demostrar su valía como agente patrullando por las calles de Zootrópolis, y lo hará al lado de Nick Wilde (Jason Bateman / David Robles), un zorro charlatán que la ayudará a intentar resolver un misterioso caso de animales desaparecidos.
¿De qué va?
Judy Hopps (Ginnifer Woodwin / Paula Ribó) es una conejita que siempre ha soñado con ser policía. Cuando lo consigue deberá demostrar su valía como agente patrullando por las calles de Zootrópolis, y lo hará al lado de Nick Wilde (Jason Bateman / David Robles), un zorro charlatán que la ayudará a intentar resolver un misterioso caso de animales desaparecidos.
La crítica
Desengañémonos, 'Zootrópolis' no nos ofrece nada demasiado nuevo. Es un producto Disney y eso implica llevar dentro de su particular ADN ciertos apuntes morales que son prácticamente imposibles de eliminar. Familia, compañerismo, confianza en uno mismo, perseguir tus sueños, bla, bla, bla... De hecho, la película empieza mostrándonos la vida de la conejita Judy y su familia, unos tranquilos cultivadores de zanahorias que no tienen ningún reparo en decirle a su hija, que sueña con ser policía, que es muy bonito tener sueños pero que a veces es mejor conformarse con la vida que a uno le ha tocado vivir. Sin duda, la intención es reafirmar las intenciones de Judy en convertirse en policía y su perseverancia para conseguirlo, pero lo hace trasladando un mensaje muy poco educativo.
Esa es la manera que han encontrado los responsables del film de hacernos ver que, a pesar de todo, la conejita protagonista tiene muy claro que va a conseguir su sueño. Cierto es que podrían haberse exprimido un poco más las neuronas para dejarnos clara la perseverancia del personaje. Afortunadamente todo esto queda relegado a un segundo plano una vez que la película empieza a coger carrerilla y la acción se centra en la ciudad de Zootrópolis, cuyo diseño es uno de los aciertos del film; una mezcla entre los parques Disney repartidos por todo el mundo y Las Vegas, en el que se muestra de manera brillante el juego de escalas de las diferentes especies que allí habitan.
A partir de ese momento la película pasa a ser una buddy movie ("peli de colegas"), sobretodo desde la entrada en escena del personaje de Nick Wilde, un zorro parlanchín y estafador que ejerce de perfecto contrapunto al personaje de la agente Hopps. Juntos, se verán envueltos en la investigación de un complicado caso de animales desaparecidos, una trama tal vez algo complicada de entender para los espectadores más pequeños debido a sus múltiples personajes y giros de guión, pero que sin duda ayuda a que los más adultos no pierdan interés por la historia.
El recorrido de los personajes por la ciudad durante su investigación es una demostración de la perfección técnica conseguida en el film. Cada uno de los diferentes distritos de la ciudad se engloba dentro de un clima totalmente diferente y da la oportunidad de mostrar una gran gama de detalles, algunos de los cuales apenas aparecen unos segundos en pantalla pero que ayudan a dar una mayor credibilidad.
El diseño de los personajes sigue los parámetros de la animación Disney más clásica (es inevitable no pensar que el zorro Nick es una versión actualizada de su Robin Hood), consiguiendo que cada animal conserve los movimientos propios de su especie y que éstos queden perfectamente equilibrados con el proceso de humanización a la que han sido sometidos. Esto queda reflejado en el mejor gag de toda la película, el que tiene a los perezosos como protagonistas. Surrealista e hilarante a partes iguales, será sin duda el momento a recordar de 'Zootrópolis'.
Si a pesar de todo uno no consigue entrar dentro del mundo que ofrece 'Zootrópolis', al menos le queda el recurso de pasarse el rato descubriendo los múltiples guiños, parodias e incluso auto homenajes que encierra el film. Algunos son tan evidentes (y publicitados) como el del personaje de Gazelle, versión animal de Shakira que interpreta (con sus habituales gorgoritos) el horrible tema principal del film. Otros son mucho más divertidos, como el que nos lleva a descubrir una musaraña convertida en la versión animal de El Padrino o a unos carneros recién salidos de 'Breaking Bad', pero otros pueden ser mucho más subjetivos... o ¿acaso no es Nick Wilde la versión animal del recluta Mahoney de 'Loca Academia de Policía'?
Después de tropiezos (cinematográficos, no comerciales) como han sido 'Frozen', 'Big Hero 6' y sobre todo 'El Viaje de Arlo' (perfecto ejemplo de película visualmente excepcional pero vacía de todo lo demás) uno se alegra de que 'Zootrópolis', sin ser un producto excepcional, salga con facilidad de la mediocridad que se ha instalado los últimos años dentro de la factoría Disney.
Y es que de vez en cuando, querer vender peluches no está reñido con hacer buen cine.
Desengañémonos, 'Zootrópolis' no nos ofrece nada demasiado nuevo. Es un producto Disney y eso implica llevar dentro de su particular ADN ciertos apuntes morales que son prácticamente imposibles de eliminar. Familia, compañerismo, confianza en uno mismo, perseguir tus sueños, bla, bla, bla... De hecho, la película empieza mostrándonos la vida de la conejita Judy y su familia, unos tranquilos cultivadores de zanahorias que no tienen ningún reparo en decirle a su hija, que sueña con ser policía, que es muy bonito tener sueños pero que a veces es mejor conformarse con la vida que a uno le ha tocado vivir. Sin duda, la intención es reafirmar las intenciones de Judy en convertirse en policía y su perseverancia para conseguirlo, pero lo hace trasladando un mensaje muy poco educativo.
Esa es la manera que han encontrado los responsables del film de hacernos ver que, a pesar de todo, la conejita protagonista tiene muy claro que va a conseguir su sueño. Cierto es que podrían haberse exprimido un poco más las neuronas para dejarnos clara la perseverancia del personaje. Afortunadamente todo esto queda relegado a un segundo plano una vez que la película empieza a coger carrerilla y la acción se centra en la ciudad de Zootrópolis, cuyo diseño es uno de los aciertos del film; una mezcla entre los parques Disney repartidos por todo el mundo y Las Vegas, en el que se muestra de manera brillante el juego de escalas de las diferentes especies que allí habitan.
A partir de ese momento la película pasa a ser una buddy movie ("peli de colegas"), sobretodo desde la entrada en escena del personaje de Nick Wilde, un zorro parlanchín y estafador que ejerce de perfecto contrapunto al personaje de la agente Hopps. Juntos, se verán envueltos en la investigación de un complicado caso de animales desaparecidos, una trama tal vez algo complicada de entender para los espectadores más pequeños debido a sus múltiples personajes y giros de guión, pero que sin duda ayuda a que los más adultos no pierdan interés por la historia.
El recorrido de los personajes por la ciudad durante su investigación es una demostración de la perfección técnica conseguida en el film. Cada uno de los diferentes distritos de la ciudad se engloba dentro de un clima totalmente diferente y da la oportunidad de mostrar una gran gama de detalles, algunos de los cuales apenas aparecen unos segundos en pantalla pero que ayudan a dar una mayor credibilidad.
Si a pesar de todo uno no consigue entrar dentro del mundo que ofrece 'Zootrópolis', al menos le queda el recurso de pasarse el rato descubriendo los múltiples guiños, parodias e incluso auto homenajes que encierra el film. Algunos son tan evidentes (y publicitados) como el del personaje de Gazelle, versión animal de Shakira que interpreta (con sus habituales gorgoritos) el horrible tema principal del film. Otros son mucho más divertidos, como el que nos lleva a descubrir una musaraña convertida en la versión animal de El Padrino o a unos carneros recién salidos de 'Breaking Bad', pero otros pueden ser mucho más subjetivos... o ¿acaso no es Nick Wilde la versión animal del recluta Mahoney de 'Loca Academia de Policía'?
Después de tropiezos (cinematográficos, no comerciales) como han sido 'Frozen', 'Big Hero 6' y sobre todo 'El Viaje de Arlo' (perfecto ejemplo de película visualmente excepcional pero vacía de todo lo demás) uno se alegra de que 'Zootrópolis', sin ser un producto excepcional, salga con facilidad de la mediocridad que se ha instalado los últimos años dentro de la factoría Disney.
Y es que de vez en cuando, querer vender peluches no está reñido con hacer buen cine.
Información de más
- En un principio, el protagonista debía ser el zorro Nick, pero a última hora se decidió convertir en protagonista a la conejita Judy, readaptando su personalidad a su nuevo rol dentro de la película.
- Entre las más de 400 especies representadas en el film no encontraremos ningún simio. Debido a las similitudes de los primates con los humanos se optó por no mostrar a ninguno en pantalla.
- Cada animal tiene un pelaje diferente y fue creado individualmente. Por ejemplo, un ratón tiene 400.000 pelos mientras que una jirafa tiene más de 9 millones.
- La BSO de 'Zootrópolis' supone el primer trabajo para Walt Diseny Animation Studios de Michael Giacchino, compositor 'oficial' de Pixar.
Por partes:
ResponderEliminar1.-¿CÓMO QUE BIG HERO 6 ES UN TROPIEZO CINEMATOGRÁFICO SI ES PERFECTÍSIMA?
2.- Creo que no hay humano sobre la tierra que entienda el personaje de Shakira en la película...autopromoción, supongo
3.- Lo único que realmente me molestó de la película es lo igual que es visualmente el zorro a Elsa de Frozen...mira esos ojos, buff...si hasta lleva sombra de ojos!!
4.-De resto bastante de acuerdo con la crítica, una película buena, que por lo menos a mi círculo llegó sin hacer mucho ruido pero que a todos nos encantó y reímos a rabiar