En estos tiempos de la nueva Ley Ciudadana, en la que pronto penalizarán hacer pis entre dos coches (atención chicas), comer pipas en la parada del bus o sacar mocos alegremente esperando en el semáforo, me ha parecido bien sacar del baúl de los fetiches (no tengo recuerdos) una estupenda película de los 80 que ya anticipó todo este sarao. Amén de que el año que viene se estrenará un reboot de la saga. Esperemos que mantengan un respeto hacia el icono que supuso esta pequeña joya, obra de una mente tan canalla como la de Verhoeven.
¿De qué va?
Detroit - en el futuro - es acosada por el crimen y está dirigida por una empresa enorme (OCP). La compañía ha desarrollado un enorme robot para luchar contra el crimen, que, desgraciadamente, resulta un desastre. La compañía considera que una manera de volver el favor del público hacia ellos es utilizar el cadáver de un policía, Alex Murphy, asesinado por una pandilla callejera. El cuerpo de Murphy se reconstruye dentro de una carcasa de acero. El resultado es un gran éxito contra los delincuentes, ya que logran que un cyborg defienda la ley.
La crítica
Los años 80 fueron de lo más variopinto en cuanto a crear iconos. Las gafas de aviador de 'Top Gun', las camisetas imperio de 'La jungla de cristal' o el jersey a rayas de 'Pesadilla en Elm Street'. Cientos de pelis se estrenaban, muchas directamente a vídeo (que gran invento el VHS). Pero entre tanta basura, locura y demencia cinematográfica, los 80's sirvieron para cimentar los pilares del cine de entretenimiento que hoy en día entendemos como tal.
Una serie de directores ajenos al mundo USA, desembarcaron en Hollywood trayendo bajo el brazo un estilo de rodar con mucha mala baba. David Cronenberg, Peter Weir, Wolfgang Petersen, Renny Harling o el futuro crack del cine de acción, Roland Emmerich, comenzaron a patear el estilo "made in USA" de una manera tajante. Pero sin duda alguna, la mejor incorporación vino de un tipo holandés que salpicó de sangre las letras del cartel de Hollywood.
En 'Robocop' hay mucho del Verhoeven europeo. Supo como nadie criticar la sociedad yanqui a base de golpearles con sus propias pesadillas. Manejó con su estilo cruel y sarcástico los egos de los norteamericanos, mostrando lo infantiles que eran sus estereotipos. La utilización de la TV como mensajero en sus films es un arma que sacude. Ficticios telediarios, anuncios rocambolescos, mensajes subliminales que caricaturizan el mundo perfecto que han construido los genuinos E.E.U.U.
En este su primer film en USA, el director no coge prisioneros. Se despacha a lo ancho vomitando toda su mala leche sobre el concepto de justicia, igualdad e hipocresía que mana de los santos valores constitucionales. Unir violencia con justicia ha sido siempre un tema recurrente en su cine. Aquí disfrutamos de una orgía de sangre a manos de un policía. Un gobierno totalitario que es dirigido por corporaciones. Suena muy actual. Un cuerpo policial al servicio de los intereses burocráticos, más realidad. Pero sobre todo, una bofetada al cine contemplativo que reinaba en los 80. Su primera incursión seria con un trabajo internacional fue con 'Los señores del acero' donde ya apuntaba su visión sanguinolenta del mundo, esta vez desde una perspectiva histórica.
'Robocop' puede ser deudora de 'Terminator', tiene paralelismos. Lo que no se puede quitar, es el mérito que guarda. Crear una máquina con retazos de un humano. En '2001' HAL-9000 era una inteligencia que simulaba emociones; el cyborg de 'Terminator' no tenía conciencia alguna de humanidad. En cambio, este cyborg ha sido construido con la mejor tecnología pero con el lastre que supone las partes humanas. La conciencia, los recuerdos... un software que la pesada mecánica de su traje no puede amoldar. A Verhoeven siempre le ha gustado criticar la sociedad norteamericana disfrazando en sus trabajos dicha crítica. Lo siguió haciendo en títulos como 'Starship Troopers', pero será recordado por sus geniales aportaciones a la ciencia ficción por 'Robocop' y 'Desafío total'. En su apartado de inmundicias tenemos que apuntar la desfasada 'Instinto básico', 'El hombre sin sombra' o la nauseabunda 'Showgirls'. Menos mal que parece estar volviendo al buen camino con ejemplos como 'El libro negro'. Y si todo sale bien, dentro de un año atacará con una secuela de Conan: 'The legend of Conan' junto al armario austriaco de Schwarzenegger.
La película es una montaña rusa de escenas descarnadas. Villanos sádicos, con armas o corbatas. Anti héroe con armadura que debe anteponer sus prioridades personales a las directrices marcadas en su memoria virtual. El espectador asiste a la crucifixión del agente Murphy (Peter Weller), para más tarde ver resucitar como un nuevo Mesías de la justicia, lleno de violencia sin lograr ocultar su personal venganza hacia los autores de su asesinato. Llena de secuencias de acción muy bien resueltas y mejor filmadas, que ayudan al desarrollo de la trama. Los espectaculares efectos especiales de Rob Bottin ('Seven', 'Misión Imposible' o 'Legend') hacen que la visión de las violentas escenas resulten efectivas (especial atención al asesinato de Alex Murphy o la muerte de uno de los villanos bajo ácidos).
Una poderosa banda sonora del infravalorado Basil Poledouris ('Conan el bárbaro', 'Starship Troopers' o 'La caza del Octubre Rojo') hacen del cyborg un icono tanto dentro de la pantalla como fuera.
Peter Weller se hizo un hueco en los mitos del cine fantástico con su personaje. Es verdad que su interpretación está torpedeada por su caracterización, lo que supuso su encasillamiento. Nunca más volvió a tocar el cielo en el cine. El siempre buen villano que es Ronny Cox, hace que recordemos a los verdaderos malvados del cine de los 80. Crueles, desalmados y fiel reflejo de los lobos que habitan en Wall Street.
El mensaje del film es obvio. La violencia genera violencia. La justicia se impone sólo con violencia. O...la violencia es el único arma frente a una sociedad carente de valores. Normal visto desde la perspectiva de un europeo. Más real si vemos como está el mundo hoy en día. Los EEUU tuvieron su ración de varapalo con este trabajo del hasta hace bien poco genial Paul Verhoeven.
Una serie de directores ajenos al mundo USA, desembarcaron en Hollywood trayendo bajo el brazo un estilo de rodar con mucha mala baba. David Cronenberg, Peter Weir, Wolfgang Petersen, Renny Harling o el futuro crack del cine de acción, Roland Emmerich, comenzaron a patear el estilo "made in USA" de una manera tajante. Pero sin duda alguna, la mejor incorporación vino de un tipo holandés que salpicó de sangre las letras del cartel de Hollywood.
En 'Robocop' hay mucho del Verhoeven europeo. Supo como nadie criticar la sociedad yanqui a base de golpearles con sus propias pesadillas. Manejó con su estilo cruel y sarcástico los egos de los norteamericanos, mostrando lo infantiles que eran sus estereotipos. La utilización de la TV como mensajero en sus films es un arma que sacude. Ficticios telediarios, anuncios rocambolescos, mensajes subliminales que caricaturizan el mundo perfecto que han construido los genuinos E.E.U.U.
En este su primer film en USA, el director no coge prisioneros. Se despacha a lo ancho vomitando toda su mala leche sobre el concepto de justicia, igualdad e hipocresía que mana de los santos valores constitucionales. Unir violencia con justicia ha sido siempre un tema recurrente en su cine. Aquí disfrutamos de una orgía de sangre a manos de un policía. Un gobierno totalitario que es dirigido por corporaciones. Suena muy actual. Un cuerpo policial al servicio de los intereses burocráticos, más realidad. Pero sobre todo, una bofetada al cine contemplativo que reinaba en los 80. Su primera incursión seria con un trabajo internacional fue con 'Los señores del acero' donde ya apuntaba su visión sanguinolenta del mundo, esta vez desde una perspectiva histórica.
'Robocop' puede ser deudora de 'Terminator', tiene paralelismos. Lo que no se puede quitar, es el mérito que guarda. Crear una máquina con retazos de un humano. En '2001' HAL-9000 era una inteligencia que simulaba emociones; el cyborg de 'Terminator' no tenía conciencia alguna de humanidad. En cambio, este cyborg ha sido construido con la mejor tecnología pero con el lastre que supone las partes humanas. La conciencia, los recuerdos... un software que la pesada mecánica de su traje no puede amoldar. A Verhoeven siempre le ha gustado criticar la sociedad norteamericana disfrazando en sus trabajos dicha crítica. Lo siguió haciendo en títulos como 'Starship Troopers', pero será recordado por sus geniales aportaciones a la ciencia ficción por 'Robocop' y 'Desafío total'. En su apartado de inmundicias tenemos que apuntar la desfasada 'Instinto básico', 'El hombre sin sombra' o la nauseabunda 'Showgirls'. Menos mal que parece estar volviendo al buen camino con ejemplos como 'El libro negro'. Y si todo sale bien, dentro de un año atacará con una secuela de Conan: 'The legend of Conan' junto al armario austriaco de Schwarzenegger.
La película es una montaña rusa de escenas descarnadas. Villanos sádicos, con armas o corbatas. Anti héroe con armadura que debe anteponer sus prioridades personales a las directrices marcadas en su memoria virtual. El espectador asiste a la crucifixión del agente Murphy (Peter Weller), para más tarde ver resucitar como un nuevo Mesías de la justicia, lleno de violencia sin lograr ocultar su personal venganza hacia los autores de su asesinato. Llena de secuencias de acción muy bien resueltas y mejor filmadas, que ayudan al desarrollo de la trama. Los espectaculares efectos especiales de Rob Bottin ('Seven', 'Misión Imposible' o 'Legend') hacen que la visión de las violentas escenas resulten efectivas (especial atención al asesinato de Alex Murphy o la muerte de uno de los villanos bajo ácidos).
Una poderosa banda sonora del infravalorado Basil Poledouris ('Conan el bárbaro', 'Starship Troopers' o 'La caza del Octubre Rojo') hacen del cyborg un icono tanto dentro de la pantalla como fuera.
Peter Weller se hizo un hueco en los mitos del cine fantástico con su personaje. Es verdad que su interpretación está torpedeada por su caracterización, lo que supuso su encasillamiento. Nunca más volvió a tocar el cielo en el cine. El siempre buen villano que es Ronny Cox, hace que recordemos a los verdaderos malvados del cine de los 80. Crueles, desalmados y fiel reflejo de los lobos que habitan en Wall Street.
El mensaje del film es obvio. La violencia genera violencia. La justicia se impone sólo con violencia. O...la violencia es el único arma frente a una sociedad carente de valores. Normal visto desde la perspectiva de un europeo. Más real si vemos como está el mundo hoy en día. Los EEUU tuvieron su ración de varapalo con este trabajo del hasta hace bien poco genial Paul Verhoeven.
Información de más
- Arnold Schwarzenegger fue el primer elegido para interpretar al cyborg.
- El trailer de 'Robocop' era acompañado de la banda sonora de 'Terminator'.
- La escena del asesinato de Murphy estuvo censurada en cines. Sólo en la edición en DVD se puede ver íntegra.
- El traje costó cerca de 1 millón de dólares.
- David Cronenberg fue elegido para dirigir la película.
- La voz que utilizan para el droide ED-209 es la del productor de la cinta, Jon Davison.
- Edward Neumeier, guionista, tuvo la idea para este film cuando escribía uno de los bocetos de 'Blade Runner'.
- La visión de Robocop a través de su casco se generó con un ordenador Commodore Amiga.
- Las directrices que debe respetar Robocop son un claro homenaje a las tres Leyes de la Robótica creadas por Isaac Asimov.
- Paul Verhoeven hace un cameo en la escena de la discoteca.
- Ganó un Oscar al Mejor Montaje de Sonidos.
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