Nota: Antes de leer esta
entrada, debes haber visto la serie 'Dexter' al completo, a menos que quieras
recibir cantidad de spoilers sobre el desenlace de la serie de Showtime.
El pasado
22 de septiembre, una de las series más famosas del canal estadounidense
Showtime, nos decía adiós después de ocho temporadas, alcanzando cifras de
hasta 2,75 millones de espectadores. Dexter, el asesino más famoso de la
televisión, colgaba la bata y guardaba las herramientas para siempre.
Cuando llegó el momento de la verdad todos nos preguntamos ¿es éste el final que realmente merece 'Dexter'? La gran mayoría, indignada (obviamente), rechazó el desenlace que Showtime nos ofrecía. ¿Por qué? Simple, Dexter Morgan merece mucho más.
No quito la razón a todos aquellos que se quejan, porque sinceramente es cierto. Pero aquí hay muchísima gente equivocada, la serie terminó cuatro temporadas atrás, cuando Morgan descubría el cuerpo de su mujer, Rita, sin vida, dentro de una bañera llena de sangre y agua. Si en lugar de aprovechar la fama generada por esa perfecta cuarta temporada, se hubiese pensado en dejar la serie en lo más alto con una última temporada, dando a conocer al mundo a un Dexter Morgan en decadencia, todo hubiese sido muy distinto.
Por el contrario, Showtime quiso aprovechar la tirada que les daba el serial killer y alargar el final unas cuatro temporadas más, sin darse cuenta que, poco a poco, el personaje y en conjunto, la serie, se iban al traste. A lo largo de estas últimas temporadas, hemos visto todo tipo de cosas, a mi parecer siempre han sido imitaciones baratas de lo que ya habíamos visto con anterioridad: una nueva pareja para Dexter, alguien que le comprenda (de nuevo rubia), un asesino que vaya tras él hasta el fin del mundo o un compañero que comprenda a Morgan, alguien con quien charlar.
Aunque si
lo miramos bien, la queja surge al comparar la primera parte de la serie con la
segunda. Yo he seguido disfrutando de las aventuras de Morgan durante estos últimos
cuatro años, pero no con la misma intensidad. Realmente, no son malas, pero no
es como era antes, eso nadie puede negarlo.
He de
reconocer que esta última temporada prometía mucho más de lo que ha resultado
ser, pero repito: se han visto elementos atractivos para la serie, además de
una nueva cara sobre el protagonista. Hacía bastante que no me lo pasaba tan
bien con la serie, sobre todo a mitad de temporada cuando Dexter montaba una
especial de killer team, con Vogel y el resto, una bonita estampa.
Por otro
lado, a lo largo de esta temporada, han dispersado por completo a todos los
personajes: que si Masuka tiene una hija (¿a cuento de qué?), la relación tan
poco trabajada entre Quinn y Jaime, bueno y no hablemos de Batista, que parece
que lo hayan dejado en el olvido, con lo que me gusta Batista, ¡que estilazo
tiene! Bueno y no hablemos de la situación tan forzada en la que se ve inmiscuida
Deb, no se lo cree nadie.
Es por
eso justamente que no acabo de entender el descontento general que ha causado
el final de la octava temporada: ¿no se veía a venir? Mentira. Se vaticinaba
que no iba a ser el desenlace que todos queríamos, pero eso lo sabemos desde
que supimos el rumbo de Dexter en la quinta temporada, así que no acabo de
entender tanta crítica al final. ¿Qué por qué? Simple, finalmente, después de
muchas cagadas a nivel de guión, se consiguió sacar a la luz algo del
viejo de Dexter.
Aunque
fuese por última vez, volví a sufrir por el futuro de Dexter. El último capítulo
me tuvo enganchado de nuevo al televisor, no podía sacar ojo de encima,
necesitaba saber que iba a pasar. Reconozco que imaginaba parte del final, pero
en lo personal, cargarse el personaje de Deb por todo lo grande, fue algo
realmente chocante, me descolocó por completo. Vi de nuevo aquella luz que nos
impresionó en temporadas anteriores.
Ojo, no
quiero dar a entender que sea el final perfecto, desde luego, pero no es ese
final que todo el mundo crítica por ser una porquería, a mi me ha gustado (dentro
de lo que cabe). Y si lo pensáis bien, Dexter Morgan, ese asesino que hemos
visto durante ocho años, se ha ido y no va a volver. No volveremos a verlo
persiguiendo a sus víctimas, no volveremos a ver su mesa de trabajo, nada.
Para mi
'Dexter' sigue siendo y, a menos que aparezca un personaje superior a Dexter
Morgan, seguirá siendo mi serie preferida. No por estas últimas temporadas más
flojas o por ese final que no ha acabado de gustar a todos, si no por ser aquél
asesino justiciero que una vez fue perseguido en antaño por la policía y los
asesinos. Aquél que mató a su hermano biológico a sangre fría, el que viajó
hasta París para dar caza a su ex o el que supo plantar cara al gran Arthur
Mitchell. ¿Os habéis olvidado de todo eso?.
Quizás no sea la serie
perfecta, lo sé. Pero a mí no me ha llegado a aburrir, nunca. Showtime nos lo
dio todo durante los cuatro primeros años del inicio de la serie, estábamos
enganchados al televisor, no dormíamos y después, nos quitaron eso, lo sé. Pero
no por eso dejare de recomendar esta serie. No por eso Dexter me gustará menos,
porque siempre quedará aquél Dexter que nos conquistó el corazón. Porque sé
que, poco a poco, el personaje ha dejado de ser el que era, pero para nosotros,
Dexter siempre será nuestro serial killer de la pequeña pantalla.
Gracias Showtime. Gracias Michael C. Hall. Gracias Dexter.
No hay comentarios:
Publicar un comentario