¡Buenas a todos! Me llamo Edu (aunque me veréis firmar mis entradas con el seudónimo “Edon Melon”), y a partir de ahora iré encargándome de despiezar a fondo un par de álbumes musicales por semana para vuestro deleite. ¡Cualquier sugerencia en cuanto a álbumes por criticar será bienvenida, así como algún comentario o crítica constructiva! ¡Y, por supuesto, gracias por soportar los pequeños muros de texto con los que iré plagando este blog!
Ficha Técnica:
- Título: Doppelgänger
- Artista: The Fall Of Troy
- Género: Post-Hardcore/Rock Progresivo
- Año de publicación: 2005
- Discográfica: Equal Vision Records
- Duración: 44' 33" (11 pistas)
- País: E.E.U.U
Como pistoletazo de salida, y para que quede constancia de mis peculiares gustos musicales, os traigo una crítica de uno de los discos que más me ha marcado en estos últimos meses, y espero poder plasmar correctamente con palabras el por qué.
Desde que descubrí mi pasión por la música innovadora, progresiva y rayana en lo extravagante, me he acostumbrado a someter todos y cada uno de los álbumes que escucho de principio a fin a un proceso de evaluación algo peculiar. Siempre he visto mucho mérito en el hecho de crear una pieza de arte difícil de comprender, pero altamente satisfactoria una vez asimilada; por eso suele atraerme la música complicada y poco convencional, pues esconde gemas coloridas, brillantes y de bellas formas asimétricas y extrañas entre toneladas de pura gravilla artística con, a mi parecer, un valor artístico desdeñable. Hace un tiempo descubrí una de esas gemas: se llama Doppelgänger, y nos lo brinda la banda The Fall Of Troy, el trío Indie/post-Hardcore/Como-Quieras-Llamarlo más demente y a la vez genial que he tenido el placer de conocer.
Admito que es difícil enfrentarse por primera vez al asalto sónico que suponen los temas de Doppelgänger. La música de The Fall Of Troy es un gusto adquirido; ellos son a la música convencional lo que la primera cerveza de nuestras vidas es a la Coca-Cola. Pero os diré, queridos lectores, que si conseguís ver (escuchar) más allá de los vociferios del frontman Thomas Erak (componen el 50% del apartado vocal del álbum) y de esos pasajes musicales mitad arte mitad locura, os engancharéis.
Lo primero que descubriréis es que Doppelgänger NO es un álbum “serio”. Nadie en su sano juicio llamaría a una canción “Wacko Jacko Steals the Elephant Man’s Bones” (venga ya…) esperando que nadie soltara una carcajada al respecto. Esto se traduce en un estilo musical energético, animado y rápido, rezumante, a ratos, de un buen humor agradablemente contagioso. Os reto a que escuchéis “Mouths Like Sidewinder Missiles” (en mi opinión, el tema estrella) sin sonreír una sola vez.
De izquierda a derecha: Frank Ene (bajo/coros), Andrew Forsman (batería) y Thomas Erak (guitarra/voces). ¡Míralos qué simpáticos! |
Profundizando en el aspecto instrumental, os daréis cuenta de que, pese al carácter loco y agitado de los temas, Thomas, el mastermind detrás de la música de TFOT, no pierde el norte una sola vez. Las estructuras, las melodías, todo (pasajes “locos” incluídos, gusten menos o más) está calculado al dedillo y tiene su lugar en cada canción sin parecer forzado. También salta a la vista la habilidad de Thomas con la guitarra eléctrica (¡Qué hombre tan versátil!); los amantes de las seis cuerdas disfrutaréis de piruetas guitarreras que no suelen esperarse en un estilo de música como es el post-Hardcore.
El trabajo vocal de Thomas, por su parte, es digno de mención. Nadie puede discutir que tiene una voz muy apropiada para cantar sus propias canciones (¡Faltaría más!), y que sabe cómo crear melodías vocales pegadizas de narices. Podéis ser fans de sus voceríos más feroces u odiarlos apasionadamente, pero es innegable esa personalidad tan característica con la que estos marcan a fuego cada uno de los temas de Doppelgänger.
Hay que decir, eso sí, que no todo es bueno. El álbum que hoy nos ocupa no es perfecto, y está un tanto lejos de serlo. No es, que digamos, un álbum consistente; hay altibajos en la calidad de las composiciones, pareciendo algunas de ellas “de relleno”. Admitiré también, pese a ser fan de esta banda en general y de este disco en particular, que el carácter “montaña rusa sónica” de la música puede volverse algo agobiante, especialmente en las secciones demenciales. Curiosamente, estos dos defectos son mucho más notables durante la segunda mitad del disco.
Pero si aún así habéis decidido darle una oportunidad a este grupo de geniales chalados, estoy seguro de que lo disfrutaréis. No os asustéis si lo que encontráis en Doppelgänger es totalmente distinto a la idea que pueda obtenerse al leer esta crítica; el desorden y el juego de contrastes son parte fundamental del estilo de The Fall Of Troy. Por eso me gusta decir, y espero que se me perdone una pequeña frase sin sentido, que la mejor forma de definir su música es no definirla bien. Sin embargo, y como he dicho ya antes, si lo que acabáis de leer os ha causado una buena impresión y os gusta el post-Hardcore más descarado y con un marcado sentido del humor (¿Sabíais que el tema “Tom Waits” debe su nombre al hecho de que dicho cantautor tiene una canción llamada “The Fall of Troy”? Estos chicos…), os garantizo de que, a cada nueva escucha, encontraréis excusas para repetir de nuevo los temas de Doppelgänger una y otra vez en vuestro reproductor.
Nota final: 4/5
Gran post inaugural! Estoy orgullosa que formes parte del equipo! Ese Edu como mola se merece una ola!! Ooooooooolaaaaaa(k ase) ^^
ResponderEliminarLa verdad, al principio no me adaptaba a la música de TFOT pero con el paso del tiempo no es que quieras escuchar sus canciones, es que necesitas escuchar sus canciones! Al principio, como bien has dicho Edon Melon (¡Que nombre más molón!) parece todo desordenado pero luego es imposible resistirse.
ResponderEliminarSi que hay algunas que parecen de relleno o directamente lo son, pero canciones como F.C.P.R.E.M.I.X. o You Got A Death Wish Johhny Truant? Son de esas que calificas como obras maestras (desde mi punto de vista).
Lo que sí que me sorprende y quiero destacar por encima de todo es la habilidad que tiene Thomas para cantar mientras toca como toca. Simplemente, ¡Imparable!
Sin nada más que decir me despido