El Único Superviviente [Cine]

En los últimos años hemos tenido una serie de títulos que reivindicaban la suciedad de la guerra, de su sinsentido, de la locura intrínseca que se supone. Ejemplos como 'Black hawk derribado' (2001), 'Salvar al soldado Ryan' (1998) o 'La hora más oscura' (2012) nos devolvían a los tiempos de 'Senderos de gloria' (1957), 'Platoon' (1986) o 'Apocalypse now' (1979) donde se disfrazaba de película bélica un mensaje claramente anti-militar. En Hollywood recorría un espíritu rebelde que estaba harto de la política fascista de los Bush (padre e hijo), mucho más tras los atentados del 11-S. Pero claro, el país de las barras y estrellas no iba a quedarse parado viendo cómo sus valientes chicos del frente eran maltratados en el cine. 



¿De qué va?

Adaptación de las memorias de Marcus Luttrell, donde relata sus experiencias en Afganistán durante 2005. A él (Wahlberg) y a otros marines (Kitsch, Foster, Hirsch) les fue encomendada la misión de liquidar a un líder terrorista, pero la situación se complicó cuando los talibanes les tendieron una emboscada.





La crítica

La carrera de Peter Berg como director tiene dos vertientes. La primera y que más me gusta es la de irreverente narrador de asombrosos hechos que conectan con todo el público ('Very bad things' ;1998 o 'Hancock' ;2008). Luego está la otra, la que saca al pequeño boina verde que siempre quiso ser y que por algún motivo extraño nos presenta cada cierto tiempo un título para recordarnos que ser marine, seal, soldado, piloto y demás patochadas del ejército, es lo mejor de la vida ('La sombra del reino' ;2007 o 'Battleship' ;2012). El caso que nos ocupa hoy pertenece a la aburrida segunda vertiente.



Lo que comienza como una película de guerra (Afganistán) pronto pasa a ser un thriller con connotaciones dramáticas a mayor gloria del cuerpo de los Seal's. Eso sí, durante la primera hora nos trata de convencer de la camadería de unos hombres que saben que el riesgo está en la sangre, el deber es su trabajo y su risa es provocada por la muerte. Un tedio para presentar unos personajes que bajo una piel ruda y experimentada, guardan pequeñas historias humanas que contar. Pero a Berg no le interesa que sepamos más de los personajes como personas, sino que disfruta del ambiente militar y castrense hasta hacernos creer que esos hombres nacieron para matar (lo que viene a ser un lavado de cerebro, como bien muestran las imágenes reales del principio del film).



Los cuatro protagonistas se adentran en tierras afganas dominadas por terroristas talibanes (los nuevos demonios de nuestro tiempo, los libios son unas hermanitas de la caridad) para matar a un jefe de una célula. La fase de preparación e incursión a la zona se hace casi de modo documental (cámara en mano para aproximarnos a la narración), aislando a personajes y espectadores de una historia que pronto olvidamos para sólo centrarnos el cómo lo hacen y no el porqué lo hacen (aunque al menos hay un pasaje en que el se propone un debate sobre qué hacer con unos prisioneros).



La siguiente hora es una sucesión de inverosímiles situaciones que se repiten una y otra vez para tratar de aumentar la tensión. Lo único que provocan dichas escenas es que sintamos una sensación de asombro por la capacidad de aguante que deben tener los Seal's para encajar disparos en diversas partes del cuerpo. Que la historia se base en hechos reales (siempre que creamos a pies juntillas la narración del único superviviente) sólo nos hace sospechar que su narrador se ha tomado suficientes licencias como para alargar el sufrimiento del protagonista hasta límites que rozan la parodia.



El elenco de actores que encabezan el reparto es coral, quedando en un segundo plano Mark Wahlberg, algo extraño en él. Pero esta ilusión enseguida se disipa cuando su personaje queda en soledad contra los malvados. El que verdaderamente transmite algo de veracidad en su trabajo es Ben Foster (soldado Axe). Sin desvelar el desenlace (abrupto y lleno de patriotismo barato) mencionar que no se sustenta por ningún lado. ¿Qué demonios hacen unos afganos ayudando a un extraño en mitad de una guerra? ¿Ese abrazo del niño a cuento de qué viene? Es de un pasteleo votimivo. Ensalzar la matarife obra de unos soldados que por donde van son símbolos de libertad y queridos por todos es sencillamente lastimosa. En conjunto se pretende hacer un honesto homenaje por los caídos en combate pero lo que resulta es un panfleto al más puro estilo: "El tío Sam te quiere: Alístate".



En manos de otro director (Mel Gibson por poner el dedo en la llaga) el film hubiera resultado más efectivo y real. Más visceral y menos autocomplaciente. Una película fallida desde su inicio (con frecuentes referencias a 'Black hawk derribado') que pretende llegar a climax conseguidos por grandes obras en su final ('Platoon'). En ninguna de sus pretensiones llega a convencer a este humilde seguidor de 'Hazañas bélicas'.

Información de más
  • La idea de rodar este film surgió mientras trabajaba como director en 'Hancock' (2008)
  • Está basada en una historia real acaecida en Afganistán, en unos hechos narrados por Marcus Luttrel, soldado en que se basa el film.
  • Se utilizaron soldados veteranos reales como extras.
  • Eric Bana iba a protagonizarla en un principio.
  • El director y Mark Wahlberg se rebajaron su salario al mínimo para que la producción no se disparara. Costó 40 mills. dólares.
  • La carrera de Peter Berg es más prolongada como actor (41 films) que como director (17 films).
Nota final: 5

Unknown

1 comentario:

  1. ¡Está muy buena! Un filme bélico basado en hechos reales dirigido con eficacia visual por Peter B.. Un drama con una especie de estudio sobre la condición humana en una guerra, o sea, en una situación límite. Sin embargo, en manos del director Berg resulta lo que él mejor hace: cine de acción, de mucha faena, donde lo bélico es solo el paradigma de dicha acción. Dije que el filme se basa en hechos reales. Lo único es que están visualizados de tal manera que más parece un capítulo de Misión imposible en un campo de batalla, con cuatro soldados de Estados Unidos, diseñados como superhéroes, contra un montón de talibanes en Afganistán, estos tan torpes como crueles. Por otra parte El sobreviviente, tenemos un culto enfermizo a la guerra, deslizado aún entre sus situaciones más duras. Esto le da un espurio tono épico a lo narrado: la guerra nos da héroes cuya base se sustenta en matar y matar a más y más humanos. Solo falta portar un ábaco para llevar registro.

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