El año pasado logró poner de moda el sistema penitenciario
de mujeres y los monos de las reclusas. Este año las peripecias para sobrevivir
entre rejas, los pasados turbulentos y los retos constantes por el poder,
vuelven a la televisión. Un drama intenso y entretenido que sorprende por su
naturalidad y su diversidad, Orange is the new black ha convertido algo simple en
una serie extraordinaria.
¿De qué va?
¿De qué va?
Piper, una refinada prometida, tiene que saldar una cuenta por sus
crímenes del pasado. Con una condena que pretende ser una limpieza de
conciencia, ingresa en la cárcel para mujeres con sus mejores intenciones. Allí
se encontrará con una selva donde tendrá que aprender a adaptarse, una
constante lucha entre sus principios y un pasado que trató de enterrar muy
profundo. Una experiencia cargada de retos y sentimientos, donde al menor traspié
puedes jugarte la libertad o incluso algo más.
Entre bandos muy diferenciados con límites y normas, la evolución de la
comunidad de internas irá volviéndose cada vez más insostenible. Con la mala
fortuna de su lado, Piper deberá elegir sabiamente a sus aliados y con más
cuidado aun a sus enemigos.
La crítica
Lo que comienza con una presentación de rubia estirada y cursi, no tarda
en sumergirnos en un conjunto de historias sombrías, luchas morales y pasados
oscuros. Junto a su prometido (Jason Biggs), la aparentemente dulce e inocente
Piper (Taylor Schilling) se enfrenta a una condena de un año por traficar con
droga bajo la influencia de su sexy ex-novia, Alex (Laura Prepon).
Para comenzar su nueva vida juntos libres de cualquier influencia o duda,
asumen este periodo de separación como una prueba, aunque no se imaginan la de
baches que van a encontrarse en su camino. Desde una obsesión compulsiva de una
presa, pasando por el enfrentamiento con la dueña de la cocina, una rusa de
armas tomar, hasta encontrar cierto consuelo furtivo.
Si no puedes con el enemigo únete a él, y con esa premisa no le quedará
otra a Piper que evolucionar, destruyendo su idílica imagen de la vida por unas
convicciones más reales y prácticas, que le permitan intimidar y conectar a
partes iguales.
A través de su instancia en prisión conoceremos más en profundidad las
causas que han llevado a ese grupo de mujeres a cumplir su condena, mientras la
evolución psicológica de la protagonista danza entre extremos radicales. Tendrá que enfrentarse a la soledad con una visita inesperada del pasado.
Por si enfrentarse moralmente a una condena no fuera suficiente,
adaptarse a los grupos de trabajo y conocer los límites tampoco llenara el cupo,
la rivalidad entre bandas pone la guinda del pastel. Las latinas y sus
ambiciones, las presas de color y sus prejuicios, las drogadictas religiosas o
las blancas ex-yonkis, serán algunos de los grupos dominantes.
Con el predominio claro del drama, y unos giros impredecibles que te
devuelven a la dura realidad de una prisión, el componente cómico se deja caer
en forma de sátira ácida, otorgando un punto a la serie con carácter propio.
Una apuesta diferente que se vuelve totalmente adictiva y frenética.
Su punto fuerte es sin duda el abanico de carisma que aportan los personajes. Detrás de cada rostros hay una historia, unos motivos personales que las empujan en una dirección u otra y determinan el ambiente que las rodea a todas.
Sexo, monjas, guardias de prisión, religión, drogas e incluso paz espiritual, no hay nada que se libre del alcance de esta serie de mirada crítica y amena.
Información de más
- La historia está basada en la novela homónima de su protagonista, donde recoge sus propias experiencias.
- La cadena Netflix ha apostado por un nuevo modelo comercial, estrenando los 10 episodios de la temporada a la vez.
de las mejores series que sigo.
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