Hay debuts y debuts. No es lo mismo intentar hacerte un hueco en la dirección viniendo de nuevo, que si ya estás metido en la industria. Hoy os explico que he visto Gente Corriente, la primera película como director de Robert Redford.
A primera vista, con apenas 5 minutos
de metraje, ya sabes de qué irá la película, aunque quizá no sabes cómo se
adentrará en esos terrenos tortuosos de la psicología. Redford lo hace poco a
poco, empieza con un par de tonterías, como si te fuera a contar algo banal y
las va engrandeciendo hasta que te topas con una tormenta de sentimientos que
te abruma.
En gran parte, el mérito es de sus dos
actores principales: Un Donald Sutherland contenido, muy contenido, pero
expresivo a la vez, que muestra la caldera interna a punto de explotar. Sin
duda uno de sus mejores papeles. Por otro lado, el debutante Timothy Hutton,
que con apenas 19 años es capaz de hacernos comprender el tormento y la culpa,
el deseo y el miedo, la esperanza y la demanda, el amor y el duelo y tutti quanti
sentimientos de un adolescente, todos mezclados en su justa medida y cada uno
con sus matices, para ofrecernos una actuación antológica.
Judd Hirsch y una jovencísima
Elizabeth McGovern les ayudan y los cuatro juntos contrarrestan la actuación
pétrea de Mary Tyler Moore (nominada a mejor actriz, más por su guion que por
su actuación…) que resta al conjunto general.
A Hollywood le encanta que sus niños guapos se demuestren además listos, algo que se vería repetido más adelante con Kevin Costner, Mel Gibson o George Clooney entre otros. Antes que a todos estos guaperas, la academia premió a Robert Redford y su película debutante con 4 Oscar: Mejor película, director, guion y actor secundario (merecidísimo, para Hutton).
En definitiva, es una grandísima película a la que hay que darle 20-25 minutos de margen para una presentación pausada de los personajes que, en la siguiente hora y media, te atraparán sin remedio.
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