¿Vemos lo que queremos? ¿Somos conscientes de que la vida que vivimos es nuestra? ¿O lo que sentimos, sufrimos y amamos es puro reflejo de nuestros anhelos? Quizás la respuesta a estas preguntas la tenemos en nuestros sueños. Tal vez sean en los sueños donde realmente vivimos. Realidad contra ilusión. A veces preferimos vivir la ilusión, aunque sea mentira, pero nos hace felices. Otros, como yo, optamos por vivir la infelicidad como parte de la vida, sabiendo que entre decepción y decepción se encuentra la felicidad. Una felicidad muy real.
¿De qué va?
¿De qué va?
César (Eduardo Noriega) es un chico guapo y rico al que le gustan mucho las mujeres pero muy poco el compromiso. Sin embargo en la fiesta de su cumpleaños se enamora de Sofía (Penélope Cruz), la acompañante de su mejor amigo, Pelayo (Fele Martínez). Nuria (Najwa Nimri), una antigua amante de César, movida por los celos provoca un accidente de coche en el que ella fallece y César queda completamente desfigurado. A partir de ese momento su vida cambia por completo, convirtiéndose en una horrible pesadilla.
La crítica
Vaya de antemano que Amenábar no es de mi admiración. Lo que consiguió con su primer trabajo, 'Tesis', lo tira todo por la borda en este intento de hacer mucho más compleja una historia de lo que realmente es. Mano a mano con Mateo Gil, elaboró un sesudo guión que mezcla elementos tan dispares como la ciencia ficción, el thriller, una historia de amor con venganza y muchas dosis de narcisismo, con el resultado final de ser fallida para un público que busca entretenerse pero con algo de chicha para llevarse al cerebro. Frustrado tanto el primer objetivo (llega a aburrir durante bastantes minutos) como el segundo (su visión de enlazar una realidad paralela, con sueños y un futuro sacado de la manga es improbable).
Un años después de estrenar el muy digno anterior trabajo, el Kubrick español creyó estar en posesión de sus apetencias artísticas. Es por ello que contaba con el beneplácito tanto de público como de crítica. Para esta ocasión tuvo un presupuesto desorbitado, unos actores en alza, una producción ambiciosa... entonces ¿qué falla? Lo más importante, el guión. La piedra roseta sobre la que se alza cualquier película. Aquí se explayó como quiso, tratando de vender una burra muy grande para un establo tan pequeño. De acuerdo en que la idea de vivir en un sueño es buena. También es buena la visión de coger la historia de 'La bella y la bestia' para llevarla a la actualidad. Pero rizar el rizo con un enfoque futurista cuando el espectador desea una buena dosis de thriller e intriga como en un principio plantea, deja una sensación de engaño por no decir de tomadura de pelo.
Salvando los pocos muebles que puedo salvar, hago mención especial para Najwa Nimri (Nuria) que realiza una estupenda versión de la mujer fatal del cine negro de los años 40 (aparte de mostrar una singular homenaje a 'Pulp Fiction' en una escena). Es de lo mejor del film. Loable también es la producción que presenta toda la película, con un estilo visual que hace que soñemos con un cine internacional. Amenábar para eso sí que tiene ojo, pues engañó incluso a los infantiles ejecutivos de Hollywood para venderles esta moto de gran cilindrada pero sin frenos. Allí fueron más salvajes con su versión ('Vainilla Sky') ya que incluso creyeron que sería un blockbuster.
La repercusión en España de este segundo trabajo fue más el boca oreja que otra cosa. Eran tiempos en que preferíamos ver como se ahogaba el insufrible Leonardo DiCaprio que intentar resolver el problema de filosofía barata que trataba de colarnos el visionario de Alejandro. Mateo Gil, su hermano de escritura y él, aún deben estar partiéndose la caja por haber conseguido filmar este pastiche con aires de cine futurista y muchos parches de alucinógenos.
Lo único que uno puede sacar en claro, es que el director hispano-chileno cree que Walt Disney sigue vivo. Permanece en un sueño latente, hibernando hasta que un futuro mejor pueda devolverlo a la vida para poder hacer una secuela de 'Blancanieves'. Tremenda historia sin ganchos a los que aferrarse. O entras en su juego, que resulta difícil pues no crees nada a partir del momento en que te plantean que es un sueño, o decides acabar viéndola sin la menor convicción de que podría haber sido un thriller apasionante.
Lástima que en esta ocasión a las dos cabezas pensantes que estaban tras el guión, no se les ocurriera pensar en el público, sino en sus fantasías más oscuras y morbosas. Y claro, pasa lo que pasa. Ver 'Abre los ojos' es como ir a mirar en los cajones de tu hermano mayor: sabes que encontrarás algo pero también sabes que no te va a gustar.
Un años después de estrenar el muy digno anterior trabajo, el Kubrick español creyó estar en posesión de sus apetencias artísticas. Es por ello que contaba con el beneplácito tanto de público como de crítica. Para esta ocasión tuvo un presupuesto desorbitado, unos actores en alza, una producción ambiciosa... entonces ¿qué falla? Lo más importante, el guión. La piedra roseta sobre la que se alza cualquier película. Aquí se explayó como quiso, tratando de vender una burra muy grande para un establo tan pequeño. De acuerdo en que la idea de vivir en un sueño es buena. También es buena la visión de coger la historia de 'La bella y la bestia' para llevarla a la actualidad. Pero rizar el rizo con un enfoque futurista cuando el espectador desea una buena dosis de thriller e intriga como en un principio plantea, deja una sensación de engaño por no decir de tomadura de pelo.
Salvando los pocos muebles que puedo salvar, hago mención especial para Najwa Nimri (Nuria) que realiza una estupenda versión de la mujer fatal del cine negro de los años 40 (aparte de mostrar una singular homenaje a 'Pulp Fiction' en una escena). Es de lo mejor del film. Loable también es la producción que presenta toda la película, con un estilo visual que hace que soñemos con un cine internacional. Amenábar para eso sí que tiene ojo, pues engañó incluso a los infantiles ejecutivos de Hollywood para venderles esta moto de gran cilindrada pero sin frenos. Allí fueron más salvajes con su versión ('Vainilla Sky') ya que incluso creyeron que sería un blockbuster.
La repercusión en España de este segundo trabajo fue más el boca oreja que otra cosa. Eran tiempos en que preferíamos ver como se ahogaba el insufrible Leonardo DiCaprio que intentar resolver el problema de filosofía barata que trataba de colarnos el visionario de Alejandro. Mateo Gil, su hermano de escritura y él, aún deben estar partiéndose la caja por haber conseguido filmar este pastiche con aires de cine futurista y muchos parches de alucinógenos.
Lo único que uno puede sacar en claro, es que el director hispano-chileno cree que Walt Disney sigue vivo. Permanece en un sueño latente, hibernando hasta que un futuro mejor pueda devolverlo a la vida para poder hacer una secuela de 'Blancanieves'. Tremenda historia sin ganchos a los que aferrarse. O entras en su juego, que resulta difícil pues no crees nada a partir del momento en que te plantean que es un sueño, o decides acabar viéndola sin la menor convicción de que podría haber sido un thriller apasionante.
Lástima que en esta ocasión a las dos cabezas pensantes que estaban tras el guión, no se les ocurriera pensar en el público, sino en sus fantasías más oscuras y morbosas. Y claro, pasa lo que pasa. Ver 'Abre los ojos' es como ir a mirar en los cajones de tu hermano mayor: sabes que encontrarás algo pero también sabes que no te va a gustar.
Información de más
- Costó 2 millones de euros y recaudó algo más de 6. Competía con 'Titanic' en taquilla.
- Segunda colaboración Amenábar-Gil-Noriega-Martínez bajo la producción de J.L. Cuerda.
- Su mayor influencia es el relato corto de Phillip K. Dick 'Ubik' (1969).
- Su más famosa escena es ver la Gran Vía de Madrid completamente vacía. Se rodó un mes de agosto a las 7 de la mañana, aunque si os fijáis bien, hay una persona más en el encuadre. Mirad en los balcones... La duda sobre su originalidad está en que 'Pactar con el diablo' (que contiene una escena similar) se estrenó en octubre de ese mismo año, por lo que es imposible que se copiaran la una de la otra, fue simple coincidencia.
- En la escena en la que un preso se encuentra haciendo zapping en la televisión del psiquiátrico, se pueden ver fragmentos del cortometraje 'Himmenóptero', realizado también por Amenábar.
- El director hace un cameo junto a Mateo Gil es la escena de los baños de la discoteca.
- En 2001 se hizo un remake en USA, 'Vainilla Sky' con Tom Cruise y Penélope Cruz, aún peor que ésta.
- Estuvo nominada a 10 Goyas, no consiguió ninguno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario