Hubo una
época en que se decía que la MGM tenía más estrellas en plantilla de las que
hay en el cielo. En el año 1953 juntaron a tres de las más grandes de la
historia del cine para esta película, ‘Mogambo’,
con desigual suerte para cada uno de ellos.
Victor Marswell (Clark
Gable) tiene un negocio en África de captura de animales para circos, zoos,
domadores. Además, hace de guía para científicos y turistas que quieren ver
animales salvajes en su hábitat natural. Hasta su campamento llega una corista
(Ava Gardner) y poco después un antropólogo y su mujer (Grace Kelly). La vida
aventurera y los rudos modales de Mr. Marswell seducirán a las dos señoritas.
La crítica
Vale, vamos a lo
obvio: Clark Gable estaba ya muy mayor para este papel. Pero quince años
después, todavía estaba luchando para deshacerse del papel de Rhett Butler en 'Lo
que el viento se llevó', así que luchaba para ganarse la imagen de buen actor
que nunca tuvo (y que tampoco merecía especialmente, digámoslo todo...).
Pero a pesar de
Gable, la película nos cuenta una historia de manera firme, sin ambages, con un
telón de fondo impresionante y quizá un poco brusca. El director John Ford era
así, poco amante de las florituras y las cosas finas. Le gustaba la pasión, la
rudeza, los golpes frontales... en consecuencia, sus películas también tenían
esa expresión de cine curtido en mil batallas. En realidad, a este film le van
esos modales bruscos que ni pintados.
Si nos fijamos en el
reparto Gable, a pesar de pintar bastantes canas, da suficientemente el pego
en su papel de aventurero y lobo solitario. Incluso permitió que el guión se
riera de él en un par de ocasiones, cuando se hace referencia a sus orejas de
soplillo o a sus rodillas. Pero en alguna ocasión parece más torpe que duro,
como si él, el “Rey de Hollywood” se viera incapaz de tratar a las mujeres de
la película como le exigía el guión, acostumbrado como estaba a las sutilezas
del cine que le hizo triunfar, unos veinte años atrás.
Por otro lado, Ava Gardner tiene el
papel más desagradecido pues su personaje no para de recibir por aquí y por
allí y ella, que es una mujer bregada en el mundo del vodevil neoyorquino, se
ve de pronto actuando como una adolescente por culpa de los amores de Gable.
Sin embargo hacia el final del metraje su personaje sufre un cambio después de
confesarse con el padre Josef, escena que no se explica a posteriori y que nos
deja con la duda de lo que le habrá dicho. Pero Ava, de quien se dijo que era “el
animal más bello del mundo” rescata bien ese personaje, que empieza bien pero que sufre un bache interpretativo importante, dándole vida y haciendo
de la chica de clase baja una deslenguada, hiriente y peligrosa mujer que no
dice nada porque sí, sino que todo está muy calculado. Lástima del histrionismo
en las escenas en que llora, más propio del cine mudo que del de entrados los
50’.
Y Grace Kelly...
permitidme que no le vea nada malo, es una debilidad personal. Su personaje es
más complejo que el de Ava Gardner: ella llega al campamento en medio de África
con su marido, un científico remilgado de Brighton, con quien lleva siete años
de matrimonio “feliz” y cae irremediablemente prendada por un hombre tan
diferente, a pesar de los veintimuchos años de diferencia. Pero Kelly es una de
las actrices más expresivas de la historia del cine con la mirada y, en esta
película, donde permitió aparecer sin maquillaje para dar realismo al film, se luce como nadie a base de miradas furtivas, palabras no dichas y mohines. Eso sí,
ella continúa apareciendo como un ángel caído del cielo, aunque las malas
lenguas digan que no hubo película en la que no se liara con compañeros de
reparto.
El resto de
secundarios (Donald Sinden, Philip Stainton y Eric Pohlmann) cumplen con su
trabajo, complementando bastante bien al trío protagonista, sin llegar a
hacerles sombra en ningún momento pero haciendo lo que tenían que hacer.
De hecho, hay una
buena lucha escénica entre las dos actrices. Ava Gardner, morena, que se la ve
venir de lejos y uno ya se pone en guardia, con unos vestidos que presuponen un
busto amenazador y una lengua más larga que la muralla china. Grace Kelly, en
cambio, de aspecto angelical, modosita, vestida como una señora de alta
sociedad y comedida en sus palabras. Son el ying y el yang. La primera estaba
casada entonces con Frank Sinatra, el mayor crápula de Hollywood y la otra se
casaría poco después con el príncipe de Mónaco; las
diferencias eran evidentes. Eso sí, las dos se tiran a los brazos de Gable como si no hubiera
un mañana.
En cuanto a la banda sonora, se habló y alabó mucho la "música" de ‘Birdman’, pero no fue precisamente pionera en este sentido. En ‘Mogambo’
ya no hay una banda sonora al uso, solamente la percusión de algunos
instrumentos africanos acompañan a los diálogos. De manera acertadísima, una
cadencia de tamtams u otra le dan el aire que necesita en escenas de transición
o en las imágenes documentales con las fieras de la sabana. John Ford contó con
la colaboración de varias tribus nativas como los wagenia, los samburu y los M’Beti
que aportan un realismo impresionante y sólo por eso ya vale la pena verla.
Ford dijo de esta película que “me gustaron el argumento, el guión y el
problema, y como nunca había estado en esa parte de África, fui y la hice”. Se
ve que a esas alturas de la vida, Ford solo grababa lo que quería y si eso le
permitía visitar lugares donde poder ir de caza.
En general, es una
película entretenida, con punch, con diálogos vivos, con un marco envidiable ahora que viene la época de vacaciones y viajes y con sentido del humor, aunque le falle, a mi modo de ver personal, el final, que es tirando a simplón y poco comprensible. El
visionado es ameno a pesar de las casi dos horas de duración, poco frecuente en
la época. Y eso lo supo apreciar el público, que la convirtió en un gran éxito de
taquilla desde el inicio, a pesar de que en pocos años se habían estrenado
muchas películas de ambientación similar: ‘Las minas del rey Salomón’ (1950), ‘Las
nieves del Kilimanjaro’ (1952), ‘La reina de África’ o ‘Buitres en la selva’ (1951),
‘Cuando ruge la marabunta’ o ‘La senda de los elefantes’ (1954) y, cómo
curiosidad, ‘Bwana, diablo de la selva’ (1952), que fue la primera película
rodada en tres dimensiones. África estaba de moda.
Información de más
- Mogambo es el remake de ‘Tierra de pasión’ (Victor Fleming, 1932) ambientada en Indochina y protagonizada por... Clark Gable!
- Clark Gable, que con esta película quería ganar un Oscar, vio como Ava Gardner fue nominada a mejor actriz (ganó Audrey Hepburn por ‘Vacaciones en Roma’) y Grace Kelly a mejor actriz secundaria (ganó Donna Reed por ‘De aquí a la eternidad’) sin que él recibiera ningún premio ni mención especial.
- La escena del beso entre Gable y Kelly en la cascada, fue utilizada por Vincente Minelli en ‘El noviazgo del padre de Eddie’, cuando Glenn Ford se debate entre el amor de tres (¡tres!) mujeres, la escena aparece en la televisión.
- El rodaje fue muy accidentado, incluso murieron el asistente de director y dos personas más en un accidente de jeep.
- Mogambo significa “pasión” en lengua suajili.
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